Hey, Rafael, el refrán no era así! Me diréis algunos. Me explicaré entonces.
La pasada semana asistí como psicólogo de emergencias al simulacro Gamma Sur que tubo lugar en Sevilla. Era un simulacro de actuación tras un terremoto de varias réplicas en varios lugares de la provincia de Sevilla, Málaga y Melilla. En el participaron un montón de profesionales de los distintos cuerpos de seguridad , sanitarios, rescate, asociaciones, autoridades civiles y militares, no sólo de España sino también de otras naciones. Era una catástrofe de nivel tres, es decir, el máximo.
Eh, cuidado, simulacro, no realidad. Nadie se alarme.
El sentido de estos simulacros es el de mantener activos, actualizados, conectados y hábiles, a todos aquellos profesionales que En caso de un acontecimiento real, actuarán. El objetivo final, claro está, es poder dar el mejor servicio posible a las personas que se encuentran como víctimas en el caso de que estos acontecimientos tengan lugar en nuestro país o en otro.
De aquí lo de “el hábito si hace al monje”. Claro, no me refiero a los uniformes que llevamos. Estos uniformes, o hábitos, es cierto que, por si solos no hacen a un buen profesional. Es el hábito, de habitual, el que hace al buen profesional. Habitualidad de en La formación, en la práctica, en la comunicación entre cuerpos, entre regiones o naciones. El hábito en la evaluación de procedimientos, actuaciones y protocolos.
Pero esto que hacemos los profesionales también es extensivo cuando no actuamos como tales, sino en nuestra vida diaria. Si me calzo unas buenas zapatillas de correr y una buena equipación, pero no salgo a correr habitualmente, no llegaré a ser un buen corredor, solo alguien vestido para correr.
Quizás vivamos en una sociedad demasiado preocupada en mostrar el hábito exterior del monje y olvidar la habitualidad en lo que hacemos.
Como decía la canción, y la típica pregunta castiza: ¿y tú de quién eres?